CREMA PASTELERA

Mi mami, solía preparar una crema pastelera con natillas para rellenar los bizcochos caseros que hacía de vez en cuando. Yo os voy a enseñar cómo hacerla sin recurrir a los preparados. La crema pastelera hecha con natillas está riquísima, pero queda mucho más suelta y ligera la que os propongo yo.

¿Cómo se hace la crema pastelera?

Amigos, es muy sencillo, lo único que tenéis que hacer es poneros en forma antes utilizando vuestras mancuernas y poder así, utilizar el bíceps para batir con energía nuestra crema. Podéis hacerla con las varillas de la batidora, pero el resultado es mejor a mano, os lo aseguro.

Os habréis dado cuenta de que estoy de broma, ¿no? En realidad no cuesta nada hacerla, es una verdadera simpleza y lo mejor es lo rica que está.

* La fotografía no ha sido hecha por mí.

Ingredientes:

• La corteza de un limón.
• 1/2 litro de leche entera.
• 4 cucharadas soperas bien colmadas de azúcar.
• 4 yemas de huevo.
• 1 cucharada de harina.

Para empezar, tenéis que poner la leche a hervir con la corteza del limón. Cuando ésta entre en ebullición, apartarla del fuego.

Aparte, batid con las varillas las yemas con el azúcar hasta formar una crema espumosa. Incorporad la harina y seguid batiendo. Cuando la mezcla sea homogénea, volved a poner la leche al fuego, incorporad la crema y removed hasta que empiece a cuajar. Tened cuidado, no pongáis la leche a mucha temperatura, ni paréis de remover, puesto que la crema se os puede quemar y amargaría. Sería una pena desperdiciar los ingredientes.

Vuestra crema estará lista en menos de lo que canta un gallo y podréis usarla para rellenos de masas dulces en bollos y tartas.

Sugerencia: Si sois extremadamente golosos, como lo soy yo, podéis añadirle a la leche, cuando esté hirviendo, una rama de vainilla o una cucharada sopera de esencia de vainilla. Ya veréis qué rica os queda.

Si os habéis quedado con ganas de saber cómo la hacía mi mamá, os diré que ella utilizaba un preparado de natillas que diluía en medio litro de leche y espesaba con Maizena. Le añadía azúcar al gusto, o cacao en polvo, dependiendo del sabor que quisiera darle. En este caso, no haría falta añadirle vainilla.